miércoles, 20 de julio de 2011

La Isleta en guerra en el 36

La Plaza del Pueblo en la actualidad

Los incidentes armados fueron escasos durante la Guerra Civil en la ciudad. La Isleta intentó resistirse al golpe militar con poco éxito.

R. G. Parecía una tarde más pero aquella del 20 de julio de 1936 aún resuena en los oídos de los vecinos más antiguos del barrio de La Isleta. Fue la tarde que se estremeció toda La Isleta cuando a eso de las cinco un grupo de militares y falangistas volaron con dinamita la mítica Casa del Pueblo, hasta el golpe de estado de Francisco Franco lugar clave de la lucha obrera en la ciudad y punto de reunión de sindicatos y partidos de izquierda.

Hoy se cumplen los 75 años de aquel espeluznante día que aún estremece memorias de ancianos isleteros que tuvieron que esconderse o los parientes de aquellos que fueron pasados por las armas por defender la legalidad democrática que representaba la II República. El colectivo La Tertulia Isletera recuerda estos días aquel episodio y uno de sus colaboradores, Juan Peña, se encarga de contarlo a quien sea para que un hecho tan señalado no sea olvidado en el barrio pese al tiempo transcurrido. "Gracias a historiadores como Juan Medina Sanabria o Sergio Cantero hoy conocemos estos hechos como realmente ocurrieron después de 40 años de estar ocultándolo", asegura Peña.

La Casa del Pueblo se alzaba en el centro de lo que hoy es la plaza del Pueblo, llamada así en su nombre. Se trataba de una casa terrera usada por los sindicatos portuarios como lugar de reunión y célebre porque desde ella partían numerosas manifestaciones obreras. Con esos antecedentes, los sublevados de 1936 tenían un ojo puesto en el lugar cuando el 18 de julio se alzaron en armas. Cuenta Medina Sanabria que el incidente que derivó en la voladura de la Casa del Pueblo ocurrió en la mañana del lunes 20 de julio, cuando los obreros de La Isleta ya se habían decidido a plantar cara a la sublevación. Esa mañana, tres militares que subían por la calle Faro fueron interceptados y encañonados por los trabajadores y les pidieron que les entregasen sus armas en nombre de la II República. Los militares se resistieron y se formó un tiroteo en el que murieron dos soldados y resultó malherido el otro militar, un cabo que residía en La Isleta.

Como represalia, los militares y los falangista decidieron acabar con la resistencia volando su símbolo, la Casa del Pueblo. Así, mientras unos registraban las casas buscando a los resistentes, otros llenaban de dinamita el edificio. Al final, la casa fue volada por los aires y una decena de isleteros fueron detenidos por rebeldía. De ellos, cinco fueron fusilados en septiembre del 36 y el resto condenados a largas penas de cárcel.

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