miércoles, 9 de mayo de 2012

''He descubierto el olvido''

Es un verdadero CSI. Ha puesto nombre a los represaliados en Canarias. Su trabajo: señalar a los culpables de cualquier crimen.

José Pestano ve huesos y piensa en ciencia: en ADN, en perfiles genéticos, en muestras esterilizadas. Hasta su laboratorio en el Instituto de Medicina Legal, en Las Palmas de Gran Canaria, llegan rastros de sangre, semen o cabello que pueden constituir la prueba definitiva de un crimen. También desembarcan trazos de piel momificada, dientes y fémures de esqueletos de más de 600 años. O trozos de un cráneo con un agujero de bala hallados en el fondo de un pozo perdido en mitad de una montaña. Sin nombres, ni sexo, ni edad; ocultos de la luz en bolsas de plástico negro. Su trabajo es “llegar a la verdad”.

Pestano se ha involucrado “personalmente” en la identificación de los restos de los canarios asesinados durante la Guerra Civil y el franquismo. Lo último que ha recibido este profesor de genética forense de la ULPGC son los hallados en la Sima de Jinámar en 1967 y conservados en el Museo Canario de LPGC desde 1976. Han pasado más de 35 años y ni siquiera ha abierto aún la bolsa que, probablemente, contenga los huesos de algunos de los represaliados de Agaete. “No los he mirado”, reconoce. No sabe de cuántas piezas dispone para extraer el ADN que puede devolver a padres y abuelos desaparecidos. Según el área técnica del museo, de los siete registros catalogados (correspondientes a seis personas distintas) se han separado dos molares de una mandíbula completa y un cráneo casi reconstruído.

Lo que sí sabe Pestano es a qué se enfrenta: al olvido. “Nuestra sociedad ha olvidado los que ha ocurrido, ha querido dar carpetazo”, dice en un suspiro y tras la experiencia de haber rescatado la memoria de 32 hombres asesinados y arrojados a fosas en Fuencaliente (La Palma) y el Llano de las Brujas (Gran Canaria). A diez de ellos les ha devuelto el nombre.

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