miércoles, 6 de abril de 2016

Barreto: "El obispo Pildain deslegitimó al régimen en Gran Canaria"

El historiador repasará la figura del prelado en las Jornadas de la Historia de la Iglesia

(Manuel Ojeda)
Una aproximación histórica a la religiosidad popular y, sobre todo, el seminario para analizar el papel que desempeñó Antonio Pildain, obispo de la Diócesis de Canarias entre 1936 y 1966, son los temas principales que se proponen en las XVI Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias, que se desarrollarán entre el lunes y el jueves de la próxima semana. Esta iniciativa del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (Istic) tendrá lugar en las instalaciones del Campus Universitario de Tafira.
Barreto: "El obispo Pildain deslegitimó al régimen en Gran Canaria"El programa del evento recoge la participación de destacados ponentes en las materias que se tienen previsto abordar. Entre ellos se encuentran Juan Carlos Arencibia, integrante del Departamento de Historia de la Iglesia y que intervendrá en la primera sesión con la ponenciaLos obispos ilustrados ante la religiosidad popular.
También sobresale la participación de José Miguel Barreto, compañero de departamento de Arencibia, quien será el encargado de iniagurar, también el próximo lunes, el seminario dedicado al obispo Antonio Pildain Zapiain, cuando se conmemoran los cincuenta años del final de su pontificado.
La ponencia Pildain: "Para algunos llegué demasiado tarde" inaugura la serie de charlas que tendrán como protagonista al que fuera obispo de Canarias entre los años 1936 y 1966.
José Miguel Barreto explica que
"el régimen franquista, en Gran Canaria, se vio desligitimado por el Pildain", al que considera un hombre de "su tiempo" que le hizo frente "a todas las formas de represión del franquismo de forma sistemática, y lo hizo durante 22 años, desde el 37 con la liberación de la segunda saca de Agaete hasta la muerte de Juan García El Corredera en 1959", señala el historiador, quien apunta a su vez que esta actuación supone un hecho diferencial en la historia de la iglesia canaria con respecto a otros ámbitos del estado, "y fue lo que propició que lo trasladaran".
En ese contexto hay que situar su enfrentamiento con Franco. A primera vista, este conflicto se produce por la programación de un baile con motivo de la visita del dictador a la Isla y que le sirvió como pretexto para no recibirle en la Catedral, "pero lo que hay en el fondo es la intención de las autoridades franquistas de la época de sacar al obispo de la Diócesis de Canarias", explica detalladamente José Miguel Barreto.
Las razones reales de los desencuentros con el régimen, según el profesor y miembro del Departamento de Historia de la Iglesia, fueron el compromiso del Pildain con las víctimas del franquismo desde el año 1937: "Tiene bastante éxito en muchas sus gestiones, logra muchos indultos de condenas de muerte con sentencias de tribunales militares; consigue sacar un determinado número de encarcelados del Lazareto de Gando; mientras los presos están en la cárcel, atiende económicamente a sus familias; impide el funcionamiento del tribunal de responsabilidades políticas, declarando incluso en el sínodo del 47 que ningún cura diocesano pasara cualquier tipo de información que pudiera conducir a las autoridades franquistas a llevar ante los tribunales a los presos, la mayoría del PSOE y de Izquierda Republicana...".
Todo esto va minando las relaciones de las autoridades franquistas con Pildain y un sector de la Diócesis, en el fondo y no en apariencia. Porque en palabras del propio obispo , según apunta José Miguel Barreto, "aquí hay mucho catolicismo fariseo, mucho codearse con autoridades eclesiásticas, asistir a procesiones, pero después de todo esto están los negocios más inmorales de la historia contemporánea".
NADIE BAJO PALIO EN LA CATEDRAL 
Como persona previsoria, antes del incidente histórico de la Catedral con Franco cuando Pildain se negó a recibirlo por haberse aprobado la realización de un baile agarrado en el Gabinete Literario con motivo de la visita del dictador en el año1950, la Diócesis de Canarias, en el sínodo del 47, establecía que ningún seglar iba a entrar bajo palio en el edificio catedralicio y que tampoco ninguno se iba a poner en el presbiterio al lado del Evangelio, ni siquiera si era jefe del Estado, cuando en el resto del país se hacía. También apunta José Miguel Barreto que Pildain encontró un defensor ante las acusaciones del régimen en la persona del cardenal Pedro Segura, arzobispo de Sevilla. Éste le escribe al nuncio diciendo que todo lo que se estaba diciendo sobre Pildain en Canarias era una enorme calumnia. A partir de ahí, se dio carpetazo y se acabó todo. El obispo contaba con al apoyo popular, pero no con el de Matías Vega, presidente del Cabildo, y de los alcales. M. O.

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